Caso ocurrido a un diseñador gráfico que desconocía sobre los Derechos de Autor
En la Ciudad de Toluca, Estado de México, se encuentra ubicada la compañía Pliesa Impresores, que se dedica a la producción de libros, catálogos, revistas, carteles, folletos y etiquetas. Esta empresa cuneta con una gran variedad de instrumentos y áreas completamente equipadas para sus trabajos de buena calidad.El gerente de esta empresa tuvo un trabajo que consistía en diseñar la portada de un libro de cuentos.
Una diseñadora Gráfica que se encontraba trabajando en el área de Formación de Originales y Diseño Gráfico, se dedicaba a hacer originales mecánicos. Ella formaba parte de un equipo de trabajo que eran ella y dos dibujantes. Estos últimos ya tenían mucha práctica y no tenían conocimientos teóricos. Esta diseñadora era pasante y carecía de práctica laboral, por lo tanto fue contratada por seis meses con un sueldo muy bajo. Al tener ella muchos conocimientos y ellos nunca le ayudaban, sin embargo ella sobresalió.
Se presentó la necesidad del Diseño del libro de cuentos anteriormente mencionado. El diseño de la portada debía de ser rápido ya que este trabajo era urgente y se debería de entregar en cuatro días. El diseño de la portada se podía diseñar individualmente, la impresión debía de ser en dos tintas y se requerían dos propuestas por diseñador o dibujante y el tiempo para el diseño fue de seis horas. El tiempo del diseño fue muy poco para poder hacer un trabajo profesionalmente bien hecho.
La portada ganadora fue la de la diseñadora, ya que tenía todos los elementos requeridos por el dueño de los cuentos. Ese diseño incluía texto e imagen, esto significa que se utilizaron fuentes tipográficas determinadas para un libro de cuentos y el dibujo fue realizado con una plumilla y tinta china. E diseño fue enviado a la oficina de Fotomecánica para su impresión como portada original del libro de cuentos.
El libro de cuentos fue todo un éxito y cuando se dieron cuenta que la primera edición se había sido agotado el contrato de la diseñadora ya estaba cerca de su vencimiento. El libro se imprimió por segunda ocasión y la portada seguía siendo la misma.
La diseñadora era ignorante de los derechos de autor, por lo que no sabía que pudo pedir regalías desde la primera impresión de su portada así como registrarla en el Instituto Nacional del Derecho de Autor y con este registro volverse la autora de la portada (Título III, Capítulo II, Art. 42, Ley federal del Derecho de Autor). desde un principio es necesario que un diseñador gráfico que esté trabajando como empleado en una empresa o en una agencia de publicidad, aclare en el contrato si sus obras sepan propiedad de la empresa o si él será el único dueño de sus obras gráficas (Art. 123, frac. IX, Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos).
Desafortunadamente en las empresas es normal que se suponga que los diseños hechos dentro dela empresa son propiedad de la empresa, y los diseñadores no tienen el conocimiento de sus derechos como Autores y no pueden oponer sus derechos por cuestiones de desventaja